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sábado, 22 de septiembre de 2012

El niño Salvaje


En el verano de 1798 tres cazadores de la región francesa de Aveyron capturaron en el bosque a un niño de unos once años que iba desnudo, no hablaba, andaba a cuatro patas y había permanecido aislado de todo contacto humano. La educación del muchacho fue confiada a Jean Itard, un joven médico de 26 años que recogería en dos libros su experiencia pedagógica. Las doctrinas cartesianas acerca de las ideas innatas quedaron puestas en entredicho por Víctor, cuyo aislamiento habría producido unos efectos que mostraban claramente los condicionamientos ambientales de la naturaleza humana. Itard, tuvo que inventar y ensayar métodos pedagógicos.
Algunos consideraron que era incapaz de ser educado, en vez de sospechar la insuficiencia de sus métodos. Itard era partidario de una filosofía sensualista, utilizar la vista, el oído y la experiencia sensorial directa para evocar las ideas correspondientes. Para ello primero lo separó de la sociedad, de la relación social y el lenguaje, Itard se oponía a pensar que el niño era un idiota de nacimiento, y rechazo todas las nociones hipotéticas para centrarse en las impresiones sensoriales. Diseño un tratamiento médico-pedagógico adaptado a las características de su paciente. De la observación vio que sin ninguna instrucción, expresaba sus necesidades físicas, que se le podía transmitir, mediante los mismos signos, fueron las primeras palabras que podían aplicarse a los sordomudos. Signos tomados de los alumnos, para añadir otros. Una vez se aprendía el signo emparejado con el objeto correspondiente, se empareja con la palabra escrita, y acceder a las ideas abstractas. La pedagogía entonces se basaba en el material que había que enseñar, en vez de basarse en el alumno Para Itard debía situarse al niño en circunstancias apropiadas, crear un medio sano, alentador que satisfaciera sus necesidades: el fabricar objetos, imágenes y sonidos que pudieran utilizarse como instrumentos educativos.