José Vasconcelos es el intelectual mexicano quien proyectó dotar a su país de un sistema educativo y de un marco cultural adaptado a las circunstancias nacionales, abierto a todos. Vasconcelos siempre consideró que la cultura es un mecanismo reinvidicador de la raza, y creyó en el mexicano que puede conquistar el espíritu, el intelecto y la grandeza. Los logros y esfuerzos de este pensador mexicano en el primer tercio del siglo XX, se reconocen por su visión de enlazar a Hispanoamérica en una gran patria.
Datos biográficos
Nació en la ciudad de Oaxaca el 27 de febrero de 1882, su nombre completo fue José María Albino Vasconcelos Calderón. Su padre fue agente aduanal, por lo que desde los tres años de edad vivió en la frontera de los Estados Unidos primero en Sásabe, luego en Piedras Negras desde donde cruza la frontera para asistir a la escuela de Eagle Pass, Texas. Cuando tiene trece años viaja con su familia a la capital del país para continuar sus estudios, primero se detiene en Toluca en 1896 donde asiste al Instituto Científico y Literario, en 1897 continúa su peregrinar, ahora se va a Campeche donde asimila abundante literatura francesa. Posteriormente regresa a México donde se inscribe en la Escuela Nacional Preparatoria que era baluarte principal del positivismo, y más tarde en la Escuela Nacional de Jurisprudencia donde se graduó de abogado en 1905. Vasconcelos trabajó primero al servicio del gobierno y luego del consorcio norteamericano Wagner, Jonson & Gastón de N.Y. con sucursal en México. Por ese mismo año forma parte del Ateneo de la Juventud donde en sesiones maratónicas leían a Platón. Nietzsche, Schopenhauer, Bergson, y muchos más autores, entre los ateneistas se cuentan Antonio Caso, Pedro Henríquez Ureña, Alfonso Reyes y muchos más personajes que destacarían en el campo de las letras y el pensamiento mexicano.
Concepciones sobre el papel de la educación
Vasconcelos planteó con toda seguridad que por medio de la educación y la cultura, los mexicanos tomarían conciencia de sus problemas internos, y los trascendería en soluciones inmediatas, hasta la conformación de un hombre nuevo: el hombre Iberoamericano, de ahí la necesidad de promover una cultura nacional y popular con acceso a todos los mexicanos.
La educación la consideró como el motor que genera conciencias, y además la que despierta el espíritu: “La verdadera novedad consistió en concebir la educación como una palanca para remover conciencias, como un despertar del mexicano, que se realizaría no sólo por la experiencia escolar, sino por la difusión de la cultura, de los libros.
El importante papel que designa Vasconcelos a la educación, es el de rescatar al hombre de la ignorancia, el hacerlo libre mentalmente. Mediante la educación y la reflexión, el hombre descubre la verdad y alcanza la redención del espíritu. La verdad y la belleza lo guían hacía su realización integral.
Su proyecto educativo, pretendió producir un mexicano con una visión nueva, que tuviera como fundamento la esencia de la patria, que conociera sus raíces hispánicas e indígenas, y que a partir de esta toma de conciencia expresara todo lo humano en constantes maneras de superación.
El proyecto educativo de Vasconcelos es audaz, inteligente y visionario, pero lo más importante, es que creyó en el poder de la educación, como factor de igualdad social.
En lo que concierne al papel de la literatura, Vasconcelos encontró en la difusión de los clásicos, tanto filósofos como literatos, el instrumento idóneo para enseñar a leer bien y fomentar el amor por la literatura. Tal énfasis puso en este objetivo que al estructurar el funcionamiento de la SEP lo hizo en tres departamentos: el escolar, el de bellas artes, y el de bibliotecas y archivos. Este último tuvo a su cargo la creación de un sistema de bibliotecas profesionales, ambulantes y circulantes por todo el territorio nacional mexicano, aunado a esto dispuso la impresión masiva de textos de autores clásicos de la filosofía y la literatura, que se distribuyeron por todo el país.